Drenar dolor

“No sé qué me pasa”, “Entiendo lo que me pasa pero hay algo que no puedo soltar”,
“Lo trabajé, pero…”, algunas de las frases que denotan que hay una elaboración que
ha quedado pendiente. Entender las cosas intelectualmente no quiere decir hacer de
su elaboración un trabajo de consciencia. Hasta no liberarnos del
dolor, no podremos sentirnos felices. Mediante la voz e instrumentos
ancestrales es posible producir la resonancia que actúa sobre
frecuencias más afines al nivel terapéutico.

La felicidad, más que tratarse de un estado ilusorio de
plenitud absoluta, supone que podemos alcanzar un
estado de dicha. Liberándonos de los focos de sufrimiento que en muchas ocasiones provienen de cuestiones
que no pudimos resolver adecuadamente por la vía de la
tramitación de lo traumático.
Durante nuestra vida vamos acumulando experiencias, sensaciones, emociones. Vivencias que quedan registradas en
nuestro cuerpo y alma. Estamos acostumbrados a tomar la
intelectualización como una vía de elaboración. Nada más
lejos.

El dolor, en cualquiera de sus formas, puede quedar enquistado, cristalizado. Algunas vivencias presentes pueden despertar experiencias dolorosas
pasadas que hasta creíamos olvidadas. Esto sucede de un
modo inconsciente e incluso no reconociendo la experiencia que lo generó. Puede suceder que a través de un hecho
o circunstancia presente, esa memoria de dolor busque una
vía de expresión, exigiendo su reconocimiento e insistiendo
en su tramitación. Denominamos traumáticas a las situaciones que han quedado truncas en su elaboración, que no
han podido liberar su carga de emoción.

Energía atascada
El trabajo que realizo está dirigido a colaborar con la persona para drenar las emociones
encapsuladas y las memorias
tanto del cuerpo (manifestadas
como síntomas físicos) como
del alma (emociones desmedidas, inexplicables, asociadas
muchas veces a situaciones
nimias de la vida), que están
dificultando su crecimiento y
desarrollo en el momento presente, afectando muchas veces
las esferas más simples y cotidianas de la vida.
Al poder liberar estas emociones atoradas,

se produce una
armonización entre la mente,
el cuerpo y el alma. Liberando la energía atascada de las
emociones logramos la liberación y la toma de conciencia, produciendo así la verdadera comprensión de la raíz
del sufrimiento.
Por medio de la terapia de sonido utilizando instrumentos ancestrales como gongs,
una camilla monocordio,
bilas y cuencos tibetanos.
Además el uso armónico de
la voz, en complemento con
el Reiki, que es un sistema de
sanación energética natural.
La fusión de estas técnicas y
métodos terapéuticos constituye mi modo de abordaje,
haciendo de él una forma
particular que, en una comunión con el paciente, me
permite conocer su partitura
energética, ubicar los núcleos
emocionales y energéticos de
la raíz de su dolor. Es a partir

“Es a partir de lo
traumático que
podemos, localizando
esa herida, generar
lo que he
denominado un
‘silencio reparador’”.

de lo traumático que podemos,
localizando esa herida, generar
lo que he denominado un silencio reparador.
El método
El sonido lleva una frecuencia
de orden que el cuerpo reconoce y permite un reordenamiento molecular. Ciertas combinaciones armónicas son interpretadas por el cuerpo humano
como una clave para el restablecimiento del equilibrio, el
retorno hacia la armonización.
Los sonidos de los instrumentos producen, por un efecto
llamado resonancia, el restablecimiento del propio sonido
interno.

La vibración ejerce un poder armonizador sobre las frecuencias inarmónicas, que son las que causan enfermedades, malestares, desequilibrios y bloqueos en nuestro campo energético, nuestro cuerpo físico, mental y espiritual.
El poder sanador se encuentra en nuestro interior. Mediante la utilización técnica de la voz y los instrumentos es posible alcanzar diferentes estados de conciencia, produciendo el efecto de resonancia que actúa sobre frecuencias más afines al nivel terapéutico deseado.
Por otra parte, las ondas sonoras emanadas son formas en las que se propaga la energía en su pura manifestación, alcanzando un efecto de barrido y eliminación de patrones cristalizados que se localizan en los diferentes campos (físico, mental, emocional y espiritual).

Sonoro-vibracional
El sonido es de fundamental importancia para armonizar
el sistema nervioso central, equilibrar los hemisferios cerebrales y reordenar la materia, desde la célula más pequeña,
hasta nuestro cuerpo magnético global. Nuestros órganos,
tejidos y células tienen un sonido propio que vibra en una
frecuencia determinada.
Tanto el sonido como la vibración trabajan directamente sobre la mente, las emociones y sobre la información celular.
Es por ello que actúan sobre el síntoma y también sobre su
origen, es decir, apuntando a su causa.
La armonía es una poderosa herramienta de transformación y liberación. El sonido puede trasformar la sustancia,
reordenarla y, de esta manera, liberar dolor.

“El sonido y la vibración trabajan
sobre la mente, las emociones y la
información celular, por ello actúan
sobre el síntoma y también sobre
su origen”.

El sonido llega a los niveles que el intelecto no puede llegar,
de este modo, las emociones reaccionan ante la vibración,
sintonizan con aquella frecuencia que les devuelve la calma,
la paz y el equilibrio.
Cuando permitimos que el sonido fluya de esta manera,
nuestro ser reconoce sus ritmos naturales liberando el dolor
para recuperar el orden natural.
No te pierdas la posibilidad de experimentar la música
del silencio liberador, en él se centra el verdadero efecto
sanador.

  • Tradicional Reiki Master y desde el 2000 dicta seminarios
    de iniciación y maestría.
    Terapeuta del sonido y Gong Players. Creador de esta técnica a través de su experiencia, a lo largo de 17 años.
    Trabaja en hospitales. Dirige espacios de meditación y armonización “La música del Silencio” en CABA y el interior
    del país.

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